jueves, 9 de abril de 2009

Shanishidrense se nace


El martes me encontré, entre mil cosas más, con un colega en la puerta de la editorial Perfil, mientras pasaba el rato esperando, me quedé mirando los pedazos del Muro de Berlín que Jorge Fontevecchia (el dueño) hizo traer de Berlín ni bien comenzaron a derrumbarlo en 1989. Él los ubicó en la puerta de la editorial, frente a otro mural, el del fotógrafo asesinado José Luis Cabezas, por lo que si usted pasa por la calle Chacabuco al 200, es imposible que no lo vea. Trabajé en el diario Perfil casi un año y jamás le presté tanta atención al Muro como ese lunes. Claro, ya había escuchado en la radio la barbaridad que el Sr. intendente de San Isidro, Gustavo Posse (pizca de radical con mezcla de peronismo K) se le ocurrió hacer: Levantar un Muro para dividir su partido del de San Fernando. El motivo: La inseguridad de los vecinos de La Horqueta en pos de los de Villa Karina.

Por supuesto, ese día todo el mundo (TODOS) salió a criticar la medida no sólo por sentido común, sino que además, una troup de personalidades de la política y la cultura lo marcó como un retroceso social, comparándo a San Isidro con sociedades del medioevo y a Posse le cayó una lista interminable de palabras: discriminador, vergonzoso, antidemocrático, facho, loco, violento, antidialoguista, etc, etc.

Era casi instantánea la comparación con Berlín, si claro, a grandísimos rasgos, pero de todos modos la semajanza de la medida para "frenar" al avance de una amenaza, del otro malo, del diferente, es la misma. Y pensé: Los alemanes, de un lado y del otro, quisieron sacar ese mamarracho de 4 metros de alto por 50 km de largo, durante 28 años. Cómo no ponerse junto a los vecinos de San Fernando con pico y masa, a tirar la minimuralla, todavía, de Posse?
A los cinco minutos mi amigo llegó y lo primero que me dijo fue: Che ¿viste que chapa está Posse?

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